viernes, 2 de enero de 2015

No voy a lamentar más perdidas,
no voy a excusar ser la constante
de todas las ausencias...

La calle palpita plena de vida,
las aceras, los escaparates...

Los coches completan sus trayectorias
sin sentido,
acariciando el invierno
con sus guantes de goma.

-Ningún atisbo de pertenencia-

El sol funde sus últimos rayos,
carga la atmósfera de fuegos anaranjados
y rosáceos,
envuelven el horizonte,
la gente mira al suelo,
los edificios se vuelven barrotes inmensos
de sucio hormigón.

La humedad fría de la ausencia
empapa Madrid con sus minúsculas gotas.

Desde mi celda escucho las risas, los petardos,
el silbar de los cohetes, las canciones...
me envuelvo en la manta,
apuro el cigarrillo de marihuana y respiro soledad.

Desde las brumas del mundo,
desde la calma,
desnudo de nostalgias,
sonrío,
pues sin duda no conozco labor más noble
que proteger al ingenuo de mi compañía.

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