jueves, 28 de mayo de 2015


Fracturas mis días con la sigilosa precisión del cirujano.

Escribo mi vida en morse
sobre las nubes nómadas que calman con su sombra
el calor del asfalto,
sé que tú descifrarás el mensaje,
que abrirás las puertas y enfermaremos
de soledad.

La Guerra Civil arrasará con las voluntades,
y en las penumbras de las sábanas limpias
construiremos trincheras con matojos
de vello púbico.
En la calle,
mientras tanto,
lloverá tristeza sobre los coches parados,
y ancianos encorvados dejarán a medias su festín de basura,
buscarán refugio en los cartones
que invisibles brotan en las aceras.

Pero nada de eso será importante,
demagogias prostituidas frente a un plasma
sin glóbulos blancos,
nada nos hará llorar como antes,
cuando perdimos lágrimas del alma
en las orillas del Ganges.

Hervirán las cortinas,
se volverá de cera líquida las persianas,
el suelo abrasador
cubrirá de ampollas los pies desnudos,
y tú y yo,
frente a frente,
exhalaremos vaho azulado sobre pupilas congeladas.

Desaparecerá la esperanza de un mundo mejor,
dejando tan sólo la ilusión de creernos mejores personas.

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