martes, 23 de agosto de 2016

El contorno de tus labios 
dibuja inmensidades mientras se desliza, 
húmedo, 
por mi espalda,  
podemos follar sobre el piano de Sam, 
o en el minúsculo apartamento romano 
de Gregory Peck.

Más tarde lucharé 
contra los monstruos de la realidad, 
y un mundo de ceniza borrará de un plumazo 
el hermoso templo de Isis. 

No me entiendes, 
no sufras, 
ni yo lo hago. 

Es cuestión de perderse 
en las matemáticas escondidas tras el deseo salvaje 
y experimentar una juventud olvidada,  
derramar el blanco esperma por tu espalda, 
-cine porno- 
mientras disfrazo el universo de cine clásico.

Pero eres tan tierna, 
tan de tu tiempo, 
que las palabras de un viejo parecen 
aullidos en plena tormenta.

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