domingo, 16 de julio de 2017

El viento
desata su cálido aliento,
es un puto enfermo que acaricia los brillantes lomos de las chicharras.
Un océano de luz,
espesa y ambarina luz,
empapa los edificios, degrada el asfalto, desampara las aceras.

Entre las cortinillas del séptimo piso la chica de ojos azul plutonio
suspende los rayos solares,
su ombligo sube y baja al compás de la respiración asfixiante,
no existen barricadas, ni conceptos,
la calle se extiende…

Un perro ladra a lo lejos
la voz tajante y hosca del portero
estremece los rellanos,
ella cierra las cortinas y empapada se hunde en la cama.

Repiquetea una perecedera armonía y se torna hacia la mesilla,
dos estrías azules incendian
la fortaleza de mi soledad,
desato toda la maestría anhelante
para sentir que, tras la ridícula realidad,
aceptas el juego y contestas,
honesta, regalándome
unos segundos de pensamiento...
...inflamando mis fantasías...


El viento transporta la esencia dulce de tu blanca piel,
a través de las ciudades...
...hasta mí…
… puto enfermo.


Entonces cierro los ojos y conformo tu imagen,
resoplo despacio,
casi puedo sentir tus caderas contra las mías…

… fumo más mierda,
casi puedo sentir tus dientes en mi cuello…

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